Pese a que hubo días con intenso frío, el dengue, la enfermedad que transmite el mosquito Aedes aegypti, sigue presente en contagios y siguen sus efectos trágicos: en las dos últimas semanas se notificaron 1.332 nuevos casos y se sumaron ocho muertes, con lo que son 32 las víctimas fatales en lo que va del año. Hay un 70% más de contagios que el año pasado y los decesos se multiplicaron por cuatro.
Los expertos explican que todavía hay circulación del mosquito Aedes aegypti a pesar de que hemos tenido temperaturas que llegaron a una mínima de cinco grados. Actualmente hay pocos casos activos, y la gran mayoría se registran en Yerba Buena y en la capital. A través de sensores donde los Aedes ponen huevos, ubicados en distintos puntos de la provincia, se ha detectado que hay actividad del insecto. Se calcula que debajo de los 15 grados el mosquito no sobrevive, pero hay otros factores que entran en juego y que explican por qué aunque estemos casi en invierno no desaparece el riesgo de contagio. “Las formas adultas de Aedes, en general, mueren con los fríos extremos cuando están en el exterior. Pero hay un ciclo interno dentro de los hogares que mantienen criaderos activos en sitios más cálidos. Si bien el ciclo de vida se vuelve más lento, cuando hay condiciones favorables se reinicia”, dijo una doctora en Biología. Ya en 2023, según la investigadora, se detectó una extensión del período de actividad del vector, registrándose actividad reproductiva, es decir puesta de huevos, hasta junio. Incluso se encontraron larvas en lugares poco frecuentes, como charcos, en agosto. Añadió que los huevos permanecen en estado de resistencia por períodos prolongados, en ocasiones superiores a un año, siendo capaces de eclosionar cuando se presentan condiciones relativamente óptimas. Y advirtió que el cuidado debe ser continuo porque si el virus circula de forma ininterrumpida y hay mosquitos, corremos el peligro potencial de que ingresen otros serotipos de la enfermedad. Según opinó, la gran cantidad de contagios que se registró este año se debió a la co-circulación de los serotipos DEN 1 y DEN 2. Muchas personas sufrieron reinfecciones y por eso, según opinó, también hubo casos de mayor gravedad y más cantidad de casos mortales. En la actual epidemia circularon los serotipos DEN 2, DEN 1 y, en menor cantidad, DEN 3.
La recomendación básica de los expertos es el descacharreo, que se hace compleja en invierno porque la gente tiene menos conciencia del riesgo. Eliminar los recipientes es clave. Se deben revisar los tanques que se encuentran en el techo de las casas o las cisternas, chequear si hay baldes, botellas, latas, juguetes, todos receptáculos que pueden acumular agua, y moverlos hacia un sitio donde queden bajo techo, o dejarlos en cierta posición para que no junten líquidos. También, revisar y limpiar las canaletas, que se llenan de material vegetal y donde se estancarán las aguas ante cualquier lluvia. Urge entonces acentuar las campañas de limpieza, sin esperar que la futura llegada de la vacuna pueda hacer sentir alivio a la comunidad.